Vivimos en la ilusión de que somos responsables del orden del Universo, ¡como si el cosmos pudiera terminar en caos, si no lo salvamos! ...
Creemos que debemos resistir a los malos, para que los buenos no sean exterminados por los malos ...
¡Cuánta tontería!
¡Cuánta miopía!
Así dice el tonto en su ignorancia: “Si no me resisto a lo injusto, la injusticia hará desaparecer la justicia; por eso es mi deber resistir a los injustos” ...
Sin embargo, aparece un hombre, hace más de 2000 años, que advierte:
“¡Pon tu espada en la vaina!” ...
“¡No te resistas al maligno!” ...
Este era el lenguaje irracional de Jesús, el Maestro más grande que la humanidad conoce, pero sus discípulos humanos piensan que deberían ser más racionales, corregir al Maestro y pensar en sí mismos como Super Maestros. Solo de vez en cuando aparece una gran alma como Gandhi, o Martim Luther King Jr., su discípulo, y deciden ser tan irracionales como Jesús y proclamar la no violencia, y creer incondicionalmente en el poder de la verdad ... Pero las almas humanas mediocres que creen en las armas, no creen en esas grandes almas que odian las armas ...
Si, por ejemplo, hoy hay un 50% de malos contra un 50% de buenos, y si no se resisten a ellos, mañana habrá un 100% de malos contra un 0% de buenos, y es nuestro deber evitar esta desgracia. Y es por eso que concluimos que nosotros, los buenos, nos convertimos en malos, resistiendo a los malos, para que los malos no se apoderen del mundo y destruyan la Tierra.
¿Qué matemática es eso?
¿Cómo podríamos salvar a los hombres buenos del exterminio si nosotros mismos nos volvemos malos?
¡El primer paso para asegurar la victoria de lo buenos es ser buenos nosotros mismos y no nivelarnos con los malos!
Toda esta confusión proviene de nuestra miopía, de identificar la existencia de la raza humana con su experiencia efímera en la Tierra. La victoria del bien sobre el mal no tiene nada que ver con este escenario telúrico: esa victoria es esencialmente un proceso cósmico. ¡Incluso si todo lo bueno fuera exterminado por lo malo, ninguna derrota habría sufrido la causa del bien! Pero si los buenos deciden volverse malos, para salvar la causa del bien, entonces la causa del bien sufrió una gran derrota: los poderes del infierno prevalecieron sobre los poderes del cielo.
Nuestra tarea no es salvar la causa del bien, sino simplemente ser buenos nosotros mismos, incondicionalmente buenos. No tenemos que salvar el Universo, solo tenemos que salvarnos a nosotros mismos. El resto no es asunto nuestro ... porque si me salvo a mí mismo y a todos los demás se salva, ¡el Universo se salva!
Es tan fácil involucrar a toda la humanidad en un aura de amor abstracto, ¡pero es tan difícil amar concretamente al ser humano que está a nuestro lado, ese ser individual, A, B o C! ...
“Nadie es un héroe por lo que hace, solo un héroe es alguien que sabe sufrir y renunciar”. A. Schweitzer
Todos somos doctores de teorías, y todos somos analfabetos en la práctica ...
Si alguien puede lograr en la vida práctica el 1% del 100% de su filosofía teórica, esta mui bien ...
Nuestras teorías abstractas producen en nosotros una intoxicación de glorias porque nos conducen a grandes logros, no siempre significativos: la práctica concreta de una pequeña porción de estas teorías nos mantiene en un nivel de humildad silenciosa ...
El único orden y armonía a nuestro alcance es el orden y la armonía dentro de nosotros mismos ...
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