El breve capítulo a continuación, tomado de uno de los libros de Huberto Rohden (1893-1981), publicado por primera vez en 1961, fue escrito durante el período oscuro de la Guerra Fría entre los EE. UU. y la Unión Soviética, en el apogeo de la crisis de los misiles nucleares instalados en Cuba, ¡que fueron llamados de “defensivos” por los rusos! Rohden también pasó por dos conflictos mundiales y fue testigo de los acontecimientos de la Revolución Soviética, lo que le dio argumentos para producir sus ideas sobre una probable tercera guerra mundial.
En él, el autor revela, con su sabiduría intuitiva, un momento de la historia de la civilización en el que las mentes intuitivas de los sabios videntes del pasado remoto ya anunciaban que estaba a punto de ocurrir. En ese momento, ante el temor de una nueva devastación en el planeta, que durante la Segunda Guerra Mundial había costado la vida a alrededor de 80 millones de personas, hubo, afortunadamente, un arreglo diplomático, una suerte de tregua en la batalla de palabras librada por las dos naciones y apoyada por sus aliados.
Y hoy, en la primavera del siglo XXI, los poderes establecidos alimentan nuevamente otra posible conflagración mundial, pues la constante realidad histórica en la formación de civilizaciones, tuvo como abono, la sangre que corre por las venas de la mediocridad humana.
Rohden, en otro de sus libros, afirmó: “La mayor parte de la humanidad conocida de ninguna manera está “hecha a imagen y semejanza de Dios”, a la que se refiere Génesis. No se puede ver en los humanos, la “corona de la creación”, en este animal bípedo ligeramente intelectualizado, cuya inteligencia lo ha convertido en el animal más peligroso del planeta, ya que la gran mayoría aún vive arrastrándose por las llanuras yermas de la mediocridad. La intelectualización del instinto ha convertido a los hombres en monstruos de la codicia y la agresión, cuyas garras y dientes se han convertido en armas de destrucción masiva y cuyas intenciones sólo están dirigidas a satisfacer los deseos tiránicos del ego. Esta intelectualización los convirtió incluso en una repugnante caricatura de libertina sexualidad, ya que creen vivir en celo las veinticuatro horas del día, desarrollando así un infierno de enfermedades físicas y mentales, que ningún otro ser de la naturaleza conoce ni ha experimentado.
Por lo tanto, dados los hechos, juzgar a los seres humanos como la “corona de la creación” es insultar a otros seres de la naturaleza que están compartiendo, con los humanos, su existencia en la Tierra.
“Si sucede la tercera guerra mundial, como dicen los videntes y quieren los fabricantes de todo tipo de armas, incluidas las nucleares, será la destrucción de todos los anticristos que hoy luchan contra Cristo, es decir, el catolicismo romano, el protestantismo norteamericano y el ateísmo soviético. Ninguno de estos tres sectores de la llamada iglesia cristiana tomó en serio el mensaje central de Jesús, resumido en los dos importantes mandamientos, de los cuales depende “toda la ley y los profetas”: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
El ideal de Cristo Jesús fue reemplazado por el ídolo del anticristo, multiforme y multicolor, en el egoísmo eclesiástico y nacionalista, pero siempre bajo la bandera de Cristo. Solo en las últimas décadas Rusia decidió arriar la bandera del cristianismo, mientras que los otros dos aún la mantienen en la fachada de sus templos. Rusia antagoniza abiertamente lo que el catolicismo y el protestantismo encubiertamente hacen lo mismo... Con esto, el espíritu de Cristo Jesús sigue siendo crucificado a través de los siglos y milenios... La sinagoga en connivencia con Iscariote sigue clamando: “Tenemos una ley — y según la ley, él debe morir.”
Según todos los indicios, el Vaticano, la potencia anticristiana más antigua, será derrotado, en primer lugar, por el comunismo soviético, el anticristo más reciente. Después de eso, sucumbirá el poder anticristiano de la democracia angloamericana, junto con sus aduladores latinoamericanos; finalmente, Rusia, única dueña del planeta Tierra, se pudrirá en su propio poder y lujo, como sucedió con el Imperio Romano en el apogeo de su absolutismo, porque “todo poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Después de eso, con la eliminación de los tres poderes anticristianos que navegan bajo el estandarte de Cristo Jesús, se abrirá el camino para el triunfo del Evangelio y la victoria del Sermón de la Montaña, que hasta el día de hoy solo ha servido para los sermones, la filosofía y poesía.
Hasta el amanecer de ese tiempo, la humanidad habrá sufrido horrores brutales, con guerras nucleares y su sustituto, los aparatos de guerra guiados astralmente, que son emanaciones del intelecto luciferino, es decir, los pensamientos, que son cosas reales, en forma de energías o fuerzas, como el impacto de un martillo sobre un yunque, o como la corriente eléctrica que se manifiesta en poder, luz o calor, aunque la electricidad en sí es invisible.
Sólo entonces los hombres serán lo suficientemente maduros para comprender el espíritu de Cristo Redentor.
Y entonces habrá “un cielo nuevo y una nueva Tierra”.
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