“Porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.” 1 Corintios 15: 52-54
DEJE QUE SONAR LA TROMPETA, La vida de Martin Luther King, Jr., es el título de un libro escrito por Stephen B. Oates, (1936-) ex profesor de historia en la Universidad de Massachusetts Amherst. Es un experto en la historia de los Estados Unidos del siglo XIX. Ganador del premio Robert F. Kennedy Memorial Book y el premio Christopher, este brillante examen de la vida del Dr. Martin Luther King, Jr., retrata a un hombre muy real con un poderoso sueño que ayudó a moldear la historia de los Estados Unidos.
Es un libro que despierta conciencias; un contundente relato de una saga que comenzó en 1619, cuando llegó el primer barco cargado de negros obligados a ir a trabajar en tierras norteamericanas y que aún hoy, 400 años después, sigue dejando una vergonzosa mancha de racismo, segregación e intolerancia contra negros en la historia de América del Norte. Leerlo nos hace agilizar el proceso de fe latente en el hombre en un intento de romper las barreras que lo atan en la desigualdad y la injusticia social... Un libro que revela cuán importante es el trabajo personal para solidificar la experiencia mística del primer mandamiento y en la convivencia humana bajo la ética del segundo.
Basándose en entrevistas con quienes conocieron a King, de material no utilizado anteriormente en las bibliotecas presidenciales y los fondos del Centro Martin Luther King Jr. en Atlanta, Oates ha escrito el relato más completo de la vida de King hasta ahora publicado. Demuestra una comprensión notable del papel individual de King en el movimiento de derechos civiles... La biografía de Oates nos ayuda a apreciar cuánto extrañamos a King.
Un verdadero discípulo de Gandhi, Martin Luther King, Jr. tenía un sueño de justicia racial y fraternidad en los Estados Unidos y de paz en todo el mundo. Tenía un sueño de cómo la no violencia, el amor y el coraje podían triunfar sobre el odio y la fuerza brutal.
Los meses previos al 28 de agosto de 1963 - de la gran marcha sobre Washington - fueron de intensas especulaciones, debates, manifestaciones, articulaciones políticas, oposición, ataques, ser acusado de comunista proscrito y con líderes negros divididos sobre su autenticidad moral y anhelos, agregó la continua violencia contra la población negra, le hizo pasar por intensos momentos de depresión, acrecentados por su obligada retirada de la familia, con la que tenía una estrecha vinculación.
El día antes de esta gran marcha, su frustración aumentó; después de haber preparado su discurso durante mucho tiempo, la organización del evento le dio solo 8 minutos para hablar. A pesar de esta limitación de tiempo, le gustaría decir algo significativo, algo que la población estadounidense no olvidará durante mucho tiempo. Dos meses antes, ya estaba pensando en un sueño con una América libre de prejuicios sociales y más justicia para otras minorías. A la mañana siguiente, casi sin dormir, termina el texto. Desde la habitación del hotel donde estaba instalado, vio frustrado, a través de las ventanas que se acercaban multitudes, aun pensando que solo se presentarían 15.000 mil personas. Sin embargo, con el paso del tiempo, los noticieros dieron un número mayor. El discurso de King sería para el final de la marcha. Cuando él, sus líderes y su familia se acercaron al área del paseo detrás de la Casa Blanca, se quedaron boquiabiertos ante el anuncio del número de espectadores para su discurso... ¡250.000!
Expresado literalmente por la inmensa multitud a su llegada al salón, el Dr. King comienza su discurso preparado. Al final, durante un pequeño momento de reflexión, es abordado por su secretaria quien le insiste en que termine de disertar sobre su sueño. King luego se aleja del papel y comienza a improvisar, que fue considerado el discurso más elocuente en la historia de los Estados Unidos... ¡su sueño! En el momento más sorprendente, cuando el hombre adecuado confiesa las palabras adecuadas a las personas adecuadas, en el lugar adecuado, en el momento adecuado, dice:
“Tengo el sueño de que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: “Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales...
Tengo un sueño de que mis cuatro hijos pequeños algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter...
Tengo un sueño que un día todo valle será ensalzado, todo collado y monte será rebajado, los lugares ásperos se aclararán, los lugares torcidos se enderezarán, y la gloria del Señor se revelará, y toda carne la verá junta...
Y cuando esto suceda, cuando permitamos que suene la libertad, cuando dejamos que suene desde cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar ese día en que todos los hijos de Dios, hombres negros y blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos - y cualquier otra religión - podrán unir sus manos y cantar en las palabras del viejo espiritual negro: “¡Libres al fin! libre por fin! gracias a Dios Todopoderoso, ¡al fin somos libres!”
El 4 de abril de 1968, cinco años después, bajo el rifle de un hombre blanco, cayó el soñador... ¡pero no el sueño!
El hombre corruptible adámico partió y renació el hombre cósmico incorruptible... ¡de la muerte a la inmortalidad!
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