No hay herejes en el campo de la oración. Todos los hombres espirituales de todas las religiones están de acuerdo en que la oración es la quintaesencia de la relación entre el hombre y Dios.
En la vida de los humanos, es cierto:
1) - Que la oración, cuando es genuina, es siempre un elemento positivo y beneficioso;
2) - Que ignoramos cómo funciona la oración; su peculiar técnica nos es aún desconocida. Solo conocemos su propósito, pero ignoramos cómo puede funcionar la oración.
Nadie sabe si nuestra oración será eficaz en la dirección que deseamos o esperamos; ignoramos si lo que tenemos en mente va a pasar o no. La oración parece una apuesta, totalmente arbitraria. En realidad, lo que es cierto es que la oración obedece a leyes invariables, pero el hombre no las conoce.
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