Monday 26 October 2020

LA FASCINANTE AVENTURA DE LA VERDADERA ORACIÓN

La oración, en su etapa más evolucionada, la de la afirmación, aparece siempre aureolada por un espíritu aventurero. Existe una tendencia a abandonar lo notorio, cómodo, fácilmente comprensible y alcanzable, y el anhelo de explorar mundos desconocidos y de difícil acceso. La antigua zona de confort y las garantías tradicionales han quedado obsoletas y han sido sustituidas por el espíritu pionero de la intensa movilidad a través de zonas de extraña incertidumbre.

 

La rutina diaria movida por el instinto desaparece; es reemplazada por las dudas del vasto mundo de la fe ... Despierta en el alma la tendencia migratoria de su carácter íntimo ... Sin saber exactamente a dónde ir, siente la necesidad de abandonar lugares familiares del pasado ... Ya no hay amplias avenidas por delante, solo hay bosques impenetrables que romper, desiertos anónimos que atravesar, donde, de lejos a la distancia, huellas inciertas de algún peregrino solitario que ha pasado en tiempos remotos ... Pero el alma migrante confía en su intuición divina, continuando su viaje ascensional ...

 

La oración, humilde e intensa, es para el alma, un hilo de Ariadna por todos los laberintos ...

 

En realidad, la esencia misma de la oración afirmativa, que es la verdadera oración, por lo tanto, superior, es la liberación suprema. Es la renuncia voluntaria a los viejos hábitos que se han ido solidificando a lo largo de milenios ... Así, en tiempos prehistóricos, el hombre de los sentidos debió haber luchado, en el proceso de intelectualización, por emanciparse de los hábitos subconscientes en favor de su entrada en el mundo consciente ...

 

El paso de la conciencia gregaria estrecha y acomodada del pasado, propia de todos los rebaños humanos, a la conciencia individual, y de ésta a la conciencia universal, es un drama multi milenario de grandiosidad y tragedias estupendas, desde los duros abismos de la conducta de los instintos del hombre, pasando por los niveles del hombre mental más informado y domesticado, hasta las alturas del hombre espiritual crístico. Sin embargo, este viaje del hombre adámico hacia el hombre crístico solo puede garantizarse mediante la verdadera oración.

 

Hay, en esta epopeya silenciosa, una sucesión de oscuridad y luz ... Comenzando desde la oscuridad total de los sentidos hasta la penumbra del intelecto ... Atravesando el crepúsculo matutino del intelecto, pasando por el misterioso eclipse de la fe, y final iluminado por la experiencia directa de Dios; ¡brillando intensamente como un millón de estrellas!

 

Esta es la fascinante aventura de la verdadera oración ...

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