Ya en el siglo V, Agustín de Hipona escribió que con las palabras “tú eres Pedro”, Jesús no instituyó a Pedro como la piedra angular de la iglesia; estas palabras no se refieren a la persona humana de Pedro, llamado "carne y sangre"; se refieren a la revelación de la Divinidad del Cristo, confesada por el apóstol: “Tú eres el Cristo, Hijo del Dios viviente”. La piedra angular de la iglesia, dice Agustín, es Cristo; la confesión de Pedro, pero no su persona humana, es la piedra angular, que puede tener sucesores a lo largo de los siglos, mientras que la Divinidad de Cristo es la verdad permanente.
La convicción de Agustín nunca fue revocada por él, ni siquiera en su libro posterior “Retractaciones”.
Posteriormente, por razones de consolidación de la jerarquía eclesiástica, los Concilios adoptaron la idea que hoy prevalece en la teología: que Jesús instituyó a Pedro como el fundamento inquebrantable de la Iglesia, el mismo hombre al que Jesús llamó de carne y hueso, y poco después de Satanás: “Vade retro, Satana”.
Tampoco Pablo de Tarso aceptó la idea de la primacía e infalibilidad de Pedro, como se declaró en el Concilio Apostólico de Jerusalén, porque Jesús reprendió públicamente a Pedro por haberse “aberrado de la verdad del Evangelio”, exigiendo que los neófitos cristianos fueran circuncidados.
En cuanto al supuesto pontificado de Pedro en la sede de Roma, es una idea descaradamente antihistórica. Pedro pudo haber vivido en Roma durante unos tres meses, en el 67, pero no durante 25 años, y nunca dirigió la iglesia en Roma. Se sabe que en el año 64 estalló la terrible persecución de los cristianos por parte del emperador Nerón, persecución que se prolongó durante casi tres siglos hasta el año 313. Durante este período, ningún cristiano conocido sobrevivió en Roma, y mucho menos el líder espiritual del cristianismo.
De hecho, la primera epístola de Pedro está fechada en Babilonia y debe haber sido escrita a mediados del siglo primero.
En el año 58, en la ciudad de Corinto, Pablo escribió la Epístola a los Romanos, un genuino tratado de cristología, porque nadie en la capital del Imperio Romano podía dar estas aclaraciones, ni siquiera Pedro.
Al final de la epístola, envía sus saludos a numerosos cristianos conocidos en Roma, sin saludos a Pedro, que no era conocido en la capital del imperio.
En los años 60 al 62, Pablo fue encarcelado en Roma, y en prisión, escribió las Epístolas a los Filipenses, a los Efesios, a los Colosenses y la carta privada a Filemón. Pablo menciona a los cristianos que lo visitaron en la prisión romana en estas cartas, pero no menciona a Pedro, que no lo visitó porque no estaba en Roma. Según los historiadores antiguos, se sabe que durante la persecución de Nerón, Pedro y Pablo fueron secretamente a visitar a los cristianos sobrevivientes en Roma; fueron descubiertos, arrestados y asesinados; la tradición sitúa la muerte de Pedro y Pablo el 29 de junio de 67.
Para unificar las decenas de grupos cristianos, cada uno de los cuales afirmaba representar el verdadero cristianismo, el primer emperador cristiano Constantino el Grande, por el Edicto de Milán del año 313, dio libertad a los cristianos y proclamó el cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano, y para establecer la unidad en los diversos litigantes, también decretó que el obispo de la capital del imperio sea considerado primus inter pares. 1
La supuesta infalibilidad del Papa fue decretada solo por el primer Concilio Vaticano en el año 1870; por lo demás, el Papa no afirmó su supuesta infalibilidad, ni siquiera en las controversias más vehementes, especialmente después de la ruidosa encíclica “Humanae Vitae”, violentamente impugnada por obispos y cardenales.
Quien confiesa a Cristo como la roca suprema y única de la Iglesia, está de acuerdo con el Evangelio y con las palabras del mismo Cristo.
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1) - Primus inter pares es una frase latina que significa primero entre iguales. El obispo de Roma fue elegido líder del movimiento creado por Constantino, que más tarde dio lugar a la creación del papado.
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