El texto a continuación fue tomado de las páginas del libro “¿Ídolos o Ideal?” por Huberto Rohden, que es una colección de pensamientos al azar sobre Dios, el Hombre, el Universo, un mundo de escritos heterogéneos, fragmentos multiformes y multicolores de todo tipo, sin una secuencia lógica, que se puede abrir en cualquier página y saboreada el mensaje, simple, fácil, sin pretensiones eruditas ... ¡pero de profunda sabiduría!
El título y el contenido de este libro nos pone en un callejón existencial sin salida, respondiendo a la pregunta: ¿vamos a adorar ídolos o un ideal? El ídolo se extingue ... una figura efímera, que puede y debe ser reemplazada ... mientras que el ideal es concreto y eterno, que se materializa al final del viaje en la autorrealización, porque un hombre sin un ideal no vive, él simplemente deambula por un mundo creado por las ilusiones del ego mental, físico y emocional. Al hombre se le dio la oportunidad de desarrollar sus potencialidades a una mayor potencialidad, porque él, a pesar de estar completo, sigue siendo un ser en formación y tiene la posibilidad de ser una versión mejorada de sí mismo; libre para sembrar lo que el libre albedrío determina, sin embargo, obligado a cosechar lo que él sembró. La elección es responsabilidad de todos. Esta es la Ley Cósmica que gobierna la armonía del Universo.
“Ayer por la tarde, 3 de septiembre de 1950, entre las 4 y las 5, cuando estaba sentado en el bosque leyendo la Autobiografía de un Yogi de Paramahansa Yogananda, justo en el capítulo donde el autor habla del brillante científico místico Luther Burbank, volaron a mi alrededor, tres chochines caseros en medio de una fiesta extraordinaria de trinos y aleteo de alas, cuando no había otro pájaro en el vecindario, y para mayor sorpresa, uno de ellos se detuvo en silencio sobre mi rodilla izquierda, y con cuestionando miradas, también parecía estar leyendo mis pensamientos, mientras que los otros dos estaban encaramados en la cerca.
¿Por qué tanta amistad, libertad y confianza? ¿Es porque yo, inmerso en ese capítulo sobre un místico que habló con la naturaleza, como Francisco de Asís, me encontré envuelto en auras de simpatía cósmica? ...
Cuando el hombre vive en Dios, todas las criaturas, que también viven en Dios, fraternizan con el hombre. La hostilidad creada por el intelecto luciferino desaparece y aparece la amistad que surge de la razón crística; todas las trascendencias distantes se funden en una inmanencia cercana ...
El dualismo de la separación desaparece, y el monismo cósmico despierta ... Yo y el Universo somos uno ...
A menudo, por la noche, cuando leo, las pequeñas polillas vestidas de seda blanca, que llamo “damas de honor” vienen a bailar en las páginas del libro, descansan sobre el papel y allí permanecen quietos, estáticos, vibrando solo las pequeñas antenas. La luz las pone en una especie de éxtasis divino, y ellas, místicamente ebrias de luz, se sienten en el “tercer cielo”. Hablo con las delicadas polillas de un atuendo muy especial, y las doy mi mensaje al Padre de toda luz, vida y amor ...
Eso es lo que hice también con los tres chochines caseros.”
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“Autobiografía de un Yogi”, de Paramahansa Yogananda ... ¡un gran libro escrito por un gran espíritu!
En el centro de un mundo fragmentado y constantemente herido por guerras y divisiones, controversias, ideologías políticas, diferentes iglesias, lujo y lujuria, cobardía, mediocridades, mentiras y codicia, inversión extrema de valores, erudición intelectual simple y práctica, y abandono de la experiencia espiritual, aparece un libro que muestra una perspectiva diferente al hombre. Su lectura cuidadosa dejará efectos permanentes en el alma del lector que busca la razón de ser de su existencia. No es solo el pan de cada día el que juega un papel importante en la perpetuación de la vida, sino que sin la búsqueda de la raíz divina que inspira esta existencia, el viaje humano se vuelve insípido y sin valor. Así como el fuego deja cicatrices indelebles en el que arde, también lo es este libro de Yogananda, incomparable y restaurador, que deja su huella indeleble en los “hombres sedientos”, de quienes hablan todas las escrituras sagradas.
De esta autobiografía y de muchos otros libros escritos por este místico Indú, la inevitable “experiencia mística del primer mandamiento junto con la experiencia ética del segundo” despierta en el hombre.
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