Thursday 23 September 2021

LA TRAGEDIA DEL ANIMAL INTELECTUALIZADO

Heinrich Heine, el famoso poeta alemán de “Lorelei”, dijo que no podía resolver una duda: si la Tierra es un hospital o un manicomio de humanos; pero tal vez esta duda no exista, porque la mayor parte de la humanidad es a la vez hospital y manicomio; la Tierra está habitada por sufridores físicos, mentales y emocionales.

Buda dijo que la vida del hombre es esencialmente sufrimiento, y el sufrimiento proviene de la culpa.

Todos los dramas y dilemas de la vida humana provienen de la culpa que se manifiesta de diversas formas. La culpa radica en el hecho de que el hombre no desarrolló el “soplo divino” de su condición superior como humano, sino que sólo intensificó el “silbido de la serpiente”, es decir, su animalidad intelectualizada.

Si el hombre fuera como otros animales, no tendría culpa. Si el hombre fuera espiritualizado, no sería culpable. Dado que el hombre es potencialmente un ser espiritual, pero que en el momento histórico sólo es dinámicamente intelectual, es culpable. Porque quién puede hacer buenas obras y quién puede y debe y no hace, crea deuda, y toda deuda genera sufrimiento. El sufrimiento es la reacción de las leyes cósmicas contra el deudor culpable.

La gran culpa de la humanidad está en el hecho de que sólo está intelectualizada, en lugar de espiritualizarse también, en una comunión generalizada entre todos sus miembros. La diferencia entre el animal intelectual y el hombre espiritual radica en la culpa de la humanidad de todos los tiempos y países. Y esta culpa persistirá hasta que el hombre se espiritualice apropiadamente, reconociendo en sí mismo la imagen y semejanza con su Creador.

El animal intelectualizado sufre de muchas formas esta tragedia de hipertrofia de la inteligencia y atrofia de la espiritualidad, que se manifiesta por posesividad, agresión, sexualidad, enfermedad, etc.

--- Primera tragedia: Posesividad.

El sentido de propiedad es totalmente desconocido para los no humanos. Ninguno de ellos dice, “esto me pertenece”. Aunque algunos tienen una leve sensación de posesión temporal; defienden su nido, comida, su cueva, un territorio restringido, especialmente en las épocas de cría; pero fuera de este período, ignoran la propiedad. La abeja defiende su colmena porque la necesita para alimentar y proteger a sus crías, pero en medio de la naturaleza, todas las demás abejas e insectos tienen derecho a apoderarse de néctar y polen como lo deseen.

El hombre, por su parte, acude a la notaría, presenta un documento oficial y declara que esto es solo mío y mío para todo el siempre, ampliando indefinidamente su propiedad, explotando a sus semejantes, y cuando es posible se apodera de la propiedad ajena.

Por eso todos los maestros espirituales exigen a sus discípulos la renuncia a los bienes terrenales, y solo tener las posesiones necesarias para una vida modesta y cómoda, incluido el disfrute de los demás.

--- Segunda tragedia: Agresividad.

Esta locura posesiva del animal intelectualizado desencadenó una agresión ilimitada. Los animales tienen diferentes herramientas para defenderse: garras, dientes, cuernos y otros medios. Pero la inteligencia humana ha perfeccionado estas armas naturales en forma de armas artificiales, incluida la destrucción masiva, permitiendo la destrucción de miles de sus semejantes en segundos sin ser vistos por sus víctimas. La defensiva natural degeneró en una ofensiva ilimitada. Últimamente, la agresividad del animal intelectualizado ha adquirido una forma monstruosa: las naciones poderosas fabrican y venden las armas más modernas a los que están en guerra, lo que demuestra que la industria de la muerte es más rentable que todas las industrias de la vida. El “excremento de Satanás”, como Giovanni Papini, un filósofo y escritor italiano, llamó al dinero, es el dios supremo de estas bestias intelectualizadas.

Todos los verdaderos maestros espirituales prohíben cualquier forma de agresión.

--- Tercera tragedia: Sexualidad.

Los no humanos tienen algunos meses al año, generalmente en primavera, cuando se reúnen para reproducirse; durante el resto del año, viven casi ajenos a la atracción sexual. El hombre, sin embargo, vive todo el año en celo, generalmente sin intención de procreación, solo por placer personal.

Cuando un hombre es excesivamente libidinoso, se le tacha de “bestial”, pero esto es un insulto cruel contra las bestias salvajes; ninguno de ellos es tan “bestial” como ciertos hombres civilizados.

Los Maestros espirituales nunca se han opuesto al uso del sexo, pero advierten contra la lujuria excesiva.

--- Cuarta tragedia: Enfermedades.

La manipulación de las leyes naturales mediante la posesividad, la agresión y la sexualidad han transformado a la humanidad en un gran hospital y manicomio, como dice Heine. Los médicos dicen, y las estadísticas demuestran que al menos el 90% de la humanidad sufre de enfermedades físicas, mentales y emocionales.

Hipócrates, llamado el padre de la medicina, dijo a sus pacientes: “Dejen que su comida sea su medicina”. Hoy en día, ya no es posible dar esta recomendación al hombre civilizado: nuestros alimentos suelen ser tan venenosos como nuestras medicinas. Al servicio de la codicia, meses antes de la siembra, nuestros agricultores envenenan el suelo con fertilizantes químicos. Y después del brote, envenenan sistemáticamente las plantas con pesticidas, que en parte son absorbidos por las plantas y contaminan el cuerpo humano.

--- Quinta Tragedia: Alcoholismo, Tabaquismo y Drogas.

Estos vicios del ego degradan al hombre, material, mental y moralmente, pero son toleradas e incluso favorecidas por casi todos los gobiernos del mundo, porque el alcohol, el tabaquismo y las drogas pagan los impuestos más altos, y los gobiernos necesitan este dinero; las drogas, además de subsidiar la corrupción, destruyen el alma del usuario y de quienes las venden.

Así, Satanás se nutre oficialmente, porque los gobiernos necesitan este “excremento”, por el bien de la humanidad; a tal absurdo llega el hombre intelectualizado al continuar alimentando sus dramas y dilemas, males y locuras que crea y por lo tanto dificultando su solución. 

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