Desde la antigüedad en la historia de la humanidad, ha habido intercambio entre entidades super terrestres, terrestres e infra terrestres del Universo. A veces, este intercambio es meramente mental e incluso inconsciente; a veces se vuelve material y consciente. Como prueba de ello, es lo que solían hacer las mitologías antiguas, personificando a las entidades cósmicas dándoles ciertos nombres.
Últimamente, especialmente desde el comienzo de la Era Nuclear, este intercambio se ha vuelto mucho más intenso y concreto. Los llamados “platillos voladores” representan una cara visible de este intercambio cósmico. Las entidades que gestionan estos dispositivos son habitantes de los espacios intersiderales. Sus cuerpos y sus vehículos son de sustancia astral, o energética, materializándose al entrar en la atmósfera terrestre, y que eventualmente pueden volver a sus sustancias espaciales originales, aún desconocidas para los humanos.
Estas entidades astrales están dotadas de conciencia y libre albedrío como humanos, y por lo tanto pueden ser emisarios de luz u oscuridad, beneficiosos o malignos para los habitantes de la Tierra. Lo que dicen los libros sagrados sobre las jerarquías del bien y del mal se puede aplicar a estas mentalidades del espacio, y algunos llaman a estos seres serpientes y querubines, aludiendo a lo que dice el texto del Génesis del centinela del árbol del conocimiento y la vida.
¿Cuál es el propósito de estas entidades espaciales cuando visitan el planeta Tierra?
Donde prevalece la conciencia y el libre albedrío, no se puede hablar de propósito en singular. El libre albedrío es esencialmente bilateral y siempre impredecible. Tanto los emisarios de luz como de oscuridad son parte de los visitantes espaciales. Algunos quieren nuestra realización; otros, nuestra destrucción.
Los querubines astrales conocen el peligro que creó nuestro Lucifer mental para la supervivencia de los humanos en el planeta Tierra. Si nuestras experiencias atómicas y nucleares pierden el control sobre la reacción en cadena que desatamos - ¡Adiós, humanos! ... ¡Adiós, vida en la Tierra! ...
El insistente llamamiento en el que Albert Schweitzer dirigió en los últimos años de su vida a todos los gobiernos del mundo fue una alerta inspirada en los benevolentes querubines del espacio. Nuestras centrales nucleares y atómicas atraen a visitantes astrales interesados en el estado de nuestra fisión atómica, de la que depende el futuro de los humanos y la Tierra.
Las serpientes del espacio pueden promover nuestro conocimiento intelectual para interferir con el destino del hombre adámico, como lo intentó la serpiente del Edén al principio.
No estamos solos, seguro ...
El destino de los humanos depende cada vez más de la interferencia de entidades extraterrestres. Y cada vez más prevalece sobre los humanos, el poder de los seres cósmicos, y nadie sabe si la estrategia de la serpiente espacial terminará en victoria o derrota.
Según ciertas mentalidades extraterrestres, los humanos son solo una fauna primitiva, apta para la experiencia de laboratorio; los visitantes toman de aquí material y personas como experimentos para sus investigaciones. Para ellos, nuestra ciencia y nuestras técnicas están a un nivel elemental. Por ejemplo, nuestras naves aéreas todavía utilizan combustibles fósiles, cuando utilizan las corrientes magnéticas del espacio para mover sus naves espaciales, con gran velocidad y en perfecto silencio ...
¿Qué diría Platón sobre la Atlántida? ¿Repetiría lo que, hace más de 2000 años, se escribió sobre la mentalidad luciferina de los antiguos Atlantes? ¿No está el intelecto humano en proceso de suicidio colectivo porque no está integrado en la Razón Cósmica? ¿No impide el poder de las tinieblas la victoria de los poderes de la luz?
Si es cierto, como dice la filosofía oriental, que los humanos se enfrentan al Kali-yuga como una era de creciente degradación humana, cultural, social, ambiental y espiritual, simbólicamente referida como la Edad Media, porque las personas están distantes de Dios. Si es así, corremos el riesgo de estar cada vez más envueltos en la oscuridad y el caos.
Los libros sagrados nos dan una lejana esperanza de que una pequeña élite sobreviva al suicidio masivo de humanos; y que esta élite será el amanecer de una verdadera Humanidad. Y para ilustrar esta idea, el hierro se convierte en óxido, pero el óxido no volverá a convertirse en hierro. Sin embargo, si quedan átomos de hierro, reaccionarán al impacto del imán - y desde el cataclismo universal anunciado por los visionarios seguirá siendo una élite no corroída - y entonces habrá un nuevo cielo y una nueva Tierra.
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Algunos científicos están de acuerdo en que, debido a los miles de millones de sistemas estelares en el Universo, o Universos como se informó recientemente, se supone que la evolución funciona más o menos igual en todas partes, y el espacio debe estar saturado de criaturas inteligentes. Muchos de ellos deben estar en un nivel de avance mucho mayor que el de los humanos porque, en términos cósmicos, nuestro sistema solar es todavía muy joven.
De acuerdo con los científicos, solo en la Vía Láctea, se estima que hay 400 mil millones de estrellas y que todavía hay miles de millones de otras galaxias en los Universos.
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