Albert Einstein, el famoso científico cósmico, místico, visionario, humanista, escribió en uno de sus libros: “¿Por qué todas las iglesias prometen el cielo a los hombres buenos y no a los inteligentes?”
Y él responde: “Las iglesias tienen razón ... el hombre inteligente descubre los hechos de la naturaleza que ya existían antes que él, pero el hombre bueno, crea los valores de su conciencia que antes no existían y que él mismo creó. Por tanto, es mucho más importante crear valores que descubrir hechos”.
Suena a místico y no a matemático hablando, aunque el matemático también es místico a su manera porque el misticismo no es otra cosa que la conciencia de la realidad y la matemática es la realidad.
El hombre bueno es creador de valores en sí mismo. Un hombre inteligente es solo un descubridor de hechos externos a él. Lo que es externo a nosotros, no lo podemos tomar, pero lo que está dentro de nosotros, podemos. Los valores son eternos, los hechos son cosas temporales. Nadie puede crear valores dentro de sí mismo, eternos e indestructibles si no tiene experiencia de la realidad espiritual. Esta Realidad se llama Dios, que pensamos que es externo a nosotros, y del alma que está dentro de nosotros ... que es lo mismo. Un Dios trascendente se llama “la Divinidad” y un Dios inmanente se llama Dios en nosotros, nuestra alma; y llevamos con nosotros solo a nuestro Dios inmanente, nuestra alma. Por eso Jesús, el mayor de los iniciados, dijo: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma?” ¡Y esta es una perla de sabiduría lógica y matemáticamente correcta!
No comments:
Post a Comment