Busca tu felicidad en hacer felices a los demás.
Siempre piense en dar, y nunca en recibir.
Entrégate a los hombres para quienes puedes ser padre, hijo, hermano, amigo, servidor, samaritano, redentor.
Sé cómo el sol abrasador en el Universo, irradiando luz y calor perennemente, sin recibir nada a cambio.
Ahí van, día a día, esos rayos de luz solar, perdiéndose en la inmensidad del Cosmos circundante, penetrando el inmenso frío del vacío ...
Esta gran estrella se ha consumido durante miles de millones de años en la vasta soledad del desierto cósmico, sin darse cuenta del más mínimo efecto de su irradiación constante.
La verdad es que, a una distancia de 150 millones de kilómetros de su foco, hay un pequeño planeta en cuya superficie los rayos del sol producen vida y belleza épicas y dibujan puentes fantásticos de siete colores en el espacio, pero el sol nada de esto sabe, nada de esto ve, nada de esto siente ni adivina ...
Su soledad es absoluta ...
Entonces, mi amigo desconocido, seguramente te sucederá a ti, a mí, a todos los que queremos hacer el bien por la causa del bien ...
“Hay más felicidad en dar que en recibir” ...
Dios, el gran sol del universo espiritual, da todo y no recibe nada.
Y cuanto más se acerca el hombre a Dios, más participa en esta feliz infelicidad de dar siempre sin recibir.
Solo el hombre que dentro de sí tiene una fuente inagotable de riqueza siempre puede dar sin bancarrota.
¡No te equivoques, amigo! Serás como una voz que clama en el desierto ...
Una voz que quizás no despierta eco de amistad y comprensión en el silencioso desierto de las almas ...
Tal vez, ningún oasis de benevolencia y amor puede aparecer en el horizonte, por mas que tus ojos sedientos cuestionen la monotonía interminable de la inmensidad de la arena ...
Sin embargo, continúa dando a los hombres lo que tienes y lo que eres, porque es divinamente hermoso dar sin esperar recibir.
¡Hombre! Peregrino solitario de amor incomprendido, exhausto en el desierto de la indiferencia y la ingratitud, continúa su camino ...
Aunque no sabes nada de los efectos de tu resplandor, en algún lugar es seguro, las flores brotan, los pájaros cantan, los ojos brillan, sonríen labios infantiles, alegran los corazones humanos, porque tú, héroe anónimo, existes:
Tu vives ... Estas rezando ... Amas ... Sufres ...
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