Todos los maestros espirituales experimentados de la humanidad advierten que las grandes revelaciones o inspiraciones que Dios da a ciertos hombres deben mantenerse en secreto para que no pierdan su brillo. Son como esencias preciosas que, cuando se abren en un recipiente, se volatilizan rápidamente, o dan lugar a interpretaciones contaminadas por el elemento humano.
Así como la vida en la materia es sagrada, divina, la vida espiritual es aún más sagrada y divina, y así debe estar envuelta en el misterio, especialmente su origen aún frágil y delicado. El encuentro del alma humana con el Creador es una especie de matrimonio, como lo atestiguan todos los libros sagrados; el alma "concibe" la descendencia en virtud y fecundación del Creador, y estas nupcias divinas-humanas deben estar envueltas en misterio y rodeadas de vergüenza. Tan grande es la santidad de la vida espiritual que incluso la más mínima profanación equivale a sacrilegio.
Por lo tanto, Jesús advirtió a sus discípulos que no dieran cosas sagradas a los perros, ni tiraran sus perlas a los cerdos, "para que no les pongan las patas encima y se vuelvan contra ti, te desgarren".
Cuando el hombre espiritual revela a los profanos las perlas de su experiencia con Dios, ¿qué sucede? Los profanos no entienden este misterio profundo, porque todavía no tienen una percepción desarrollada, y lo que es peor, porque por lo general entienden las cosas sagradas de adentro hacia afuera y, en lugar de aceptarlas, las desprecian y las tienen en cuenta de ilusión y anormalidad. Para los profanos, el hombre iniciado en las cosas de Dios es un hombre enfermo, un loco, un tipo raro.
Cuando arrojamos un puñado de perlas preciosas a un cerdo, el, esperando recibir una mazorca de maíz, avanza con entusiasmo y pone sus patas para comerlas; pero poco después, verificando el error, enfurece y, disgustado por ser engañado, arremete contra aquellos que le han dado solo perlas indigeribles en lugar de mazorcas dulces y jugosas.
¿Qué vale para lo profano, una hora de meditación espiritual, silencio o un momento de conversación ferviente con Dios? ¿Qué valor otorga al autoconocimiento, el estudio de los mensajes divinos o la intuición mística de la Realidad Suprema? Estas perlas son para él cosas insípidas, inoportunas e indigestas, ¡aunque solo sea un puñado de billetes, una noche de banquetes y orgías sexuales o la elección para un lucrativo cargo público! ... Estas cosas son valiosas para él porque satisfacen el hambre de su ego humano, mientras que aquellas que se refieren a los anhelos del Yo esencial divino son, a lo profano, insípido y absurdo. Es que cada uno piensa y actúa según la medida de su conocimiento o su ignorancia ...
Por lo tanto, el sabio maestro espiritual no revela a los demás lo que Dios le ha revelado. Evalúe cuidadosamente la capacidad de cada uno para comprender ... Sabe cuáles son avanzados y cuáles son atrasados, esotéricos y exotéricos. A menudo habla en parábolas y alegorías, de modo que cada uno interpreta los símbolos materiales de acuerdo con su nivel evolutivo y percibe de lo espiritual simbolizado precisamente lo que corresponde a ese nivel. "A aquellos de ustedes que todavía son infantes en Cristo", escribió Pablo a los Corintios, "les di de beber leche; pero a aquellos que son adultos en Cristo les he dado comida sólida."
"El maestro estudioso de las cosas del reino de Dios", dijo Jesús, "saca de su corazón cosas viejas y cosas nuevas". Muchos saben cómo asimilar las "cosas viejas" de la tradición secular, saben cómo caminar con seguridad en las viejas formas, donde miles y millones caminan; pocos saben cómo aprovechar las "cosas nuevas" de la evolución espiritual, pocos saben cómo orientarse en las formas estrechas y desconocido para la experiencia mística, donde muy pocos pasan y progresan en soledad y silencio ...
La verdad es alimento para algunos, y veneno para otros ...
Por lo tanto, el maestro del reino de Dios debe saber cómo usar la verdad que transmite a sus discípulos, para que las "cosas sagradas" y las "perlas" lleguen a las almas de aquellos que pueden recibirlas y asimilarlas.
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