Thursday 15 July 2021

INSPIRACIÓN DIVINA

–-- ¿Crees en la inspiración divina?

--- ¿Y porque no? Solo queda definir qué se entiende por “inspiración Divina”. Es comúnmente entendido por una voz que proviene del exterior del hombre, a través de oídos corporales, porque el hombre profano solo admite un Dios externo, trascendente y no sabe nada de un Dios interno e inmanente. Los iniciados, sin embargo, saben que “el espíritu de Dios habita en el hombre”, que el alma humana es el Espíritu Divino mismo en una forma individualizada. Mientras este espíritu divino, el alma, duerme en el hombre, no hay inspiración; pero si despierta y comienza a revelarse, aunque en gran silencio, sucede la inspiración Divina.

De hecho, toda la inspiración Divina debe entenderse de esta manera. Dios nunca le habló a un hombre a través de los sentidos materiales; Él se revela a través del alma, que es Dios en el hombre.

El hombre, acostumbrado a aspirar a su conocimiento a través de los objetos externos, cree haber escuchado al Dios que, según él, vive en otras dimensiones, externas al hombre. Esto ocurre porque la fuerza del hábito lo lleva a objetivar su experiencia subjetiva. En general, el hombre apunta a Dios, o “ve o escucha” a Dios en forma de luz o sonido. Y, en el caso de que el alma no esté completamente despierta, mezcla los ingredientes de los sentidos y el intelecto con sus experiencias espirituales, y la inspiración pura de Dios se mezcla con adiciones humanas impuras.

El alma humana de Jesús, quien adquirió una pureza experiencial inmaculada, logró estar en contacto permanente con Dios.

Quienes aceptan la Biblia “de principio a fin” como la inspiración más pura de Dios, no pueden entender cómo Dios tuvo, en el pasado, revelaciones tan imperfectas como la venganza personal y nacional, la lapidación de adúlteras, pero no de adúlteros, el asesinato de niños inocentes, como lo requiere el Salmo 137: 8: 9. Aquellos que saben que toda inspiración y revelación proviene del hombre mismo, y como hay pocos hombres que sean lo suficientemente puros como para no contaminar la pureza divina, entienden la razón de ciertas revelaciones menos perfectas.

Aquí se aplica al antiguo proverbio filosófico: “¡Lo recibido está en el receptor de acuerdo con la capacidad del receptor!” 

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