SILENCIO INTERIOR

Hoy en día, la propaganda y las discusiones sobre los beneficios de la meditación han sido muy comunes y muchos se están inscribiendo en estos llamados centros esotéricos. Pero los llamados maestros en esta área, manuales y libros, complican tanto la meditación, que la gente tiene miedo de realizar estos ejercicios. Casi todos los libros sobre meditación desaniman al lector desde el principio porque requieren todo tipo de “técnicas meditativas”.

¡Pero no existe ninguna técnica! Si hay una es el del silencio, y el silencio no requiere ninguna técnica: es simplemente el vaciado de los contenidos del ego para volverse uno con el Infinito ... para trabajar una disponibilidad espiritual ante el Infinito, y nada más es necesario.

Liberar la mente para hacer de uno mismo un completo vacío ...

¡Y eso requiere algunos ejercicios y desafíos porque nuestros pensamientos son tiránicos! En general, no pensamos en lo que queremos. ¡Estamos bombardeados por nuestros pensamientos! Nuestra mente es multipolar, nuestro cerebro es una plaza pública a través de la cual millones de pensamientos, imágenes visuales y sonidos de formas infernales, invaden nuestro ser sin pedir permiso para entrar ... ¡simplemente invadiéndonos!

Los pensamientos entran y salen como todos los transeúntes cruzando la plaza pública. Y permitimos que los pensamientos pasen por nuestro cerebro y, por lo tanto, es imposible tener la experiencia directa del silencio. ¡Es necesario transformar la plaza pública de nuestro cerebro en un santuario silencioso de paz divina!

Según las Leyes Cósmicas, donde hay un vacío, ocurre la plenitud. Si vacío mi ser interior de deseos y pensamientos, ciertamente me sucederá una experiencia directa de Dios, capaz de traer plenitud para que la plenitud de Dios fluya en mi vacío. Donde hay un vaciamiento del ego, hay una Teo-plenitud. La única forma de resolver este dilema es el ejercicio del vaciamiento del ego, porque tarde o temprano, en algún momento de nuestras vidas, sucederá la plenitud.

Nuestro gran desafío es saber vaciarnos de nuestros conceptos, creencias y condicionamientos del ego, de nuestros pensamientos y deseos para que la gracia de Dios nos dé una provisión abundante de Su riqueza.